“Estamos abriendo las puertas a la sabiduría ancestral”, afirma Natalia Naranjo que lo apostó todo por la naturaleza viva.
Hace 13 años Natalia Naranjo, una joven antioqueña de solo 24 años, se fue a vivir a la montaña con sus dos pequeños hijos, Celeste de tres y Salomón de un año y eligió el hogar de su nueva vida: una agreste falda de las montañas que circundan el municipio de Cocorná sobre los Andes de la Cordillera Central a 80 kilómetros de la ciudad de Medellín, capital del departamento de Antioquia.
Desde lo alto de la frondosa Cordillera Oriental, se divisa este municipio, bañado por múltiples fuentes de agua, cascadas, charcos y quebradas, que son el disfrute de sus habitantes y que lo han convertido en centro turístico por excelencia.
Allí inició Natalia su nueva vida, lejos del mundanal ruido y rodeada de gigantesco árboles, pájaros, ríos y aire puro. Su propósito junto con su esposo era construir un lugar para el disfrute de la naturaleza y el encuentro con el ser interior. Lo llamó Ecohotel Tierra de Agua.
Todo en torno a ella y su familia, debería ser lo más natural posible y en total armonía con la naturaleza. por ello todo es construido en madera, en especial la Guadua que abunda en esas tierras.
Y al contrario de lo que sucede en la mayoría de los hoteles, la cocina vegana es la que se ofrece, sin descartar claro está, las demás opciones solicitadas por sus huéspedes. 
Pero Natalia quiso ir más allá, algo que trascendiera el servicio de un eco hotel como los demás y le puso a su sueño un apellido: Portal de Bienestar. Por eso, su ofrecimiento a los huéspedes lleva el nombre de Eco Hotel Tierra de Agua, Portal de Bienestar.
El concepto trasciende los servicios usuales ofrecidos en el turismo mundial, porque se busca un acercamiento con la naturaleza no solo contemplativo, sino a nivel interior, tal como ella lo afirma: “estamos abriendo una puerta a la sabiduría ancestral de nuestros indígenas y antepasados”.
No en vano tiene construidas varias malokas donde se celebran rituales indígenas y los indios de la Sierra Nevada han realizado ceremonias religiosas en el lugar.
